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I
Al practicar la verdad o ser refinado,
y al llegar la obra de Dios, se sufre un gran dolor.
Siempre es una prueba y dentro hay una batalla.
Es el precio real que hay que pagar,
leyendo más palabras de Dios y yendo de aquí para allá.
Es lo que hay que hacer: es el deber.
Hay que aprender a abandonar las ideas,
los planes, conceptos y motivos propios.
Si no, no importará cuánto se sufra
ni cuánto se haga, pues todo en vano será.
Que el precio que pagaste lo apruebe Dios
depende de si hay un cambio en ti o no;
si practicas o no la verdad
y te rebelas contra motivos y conceptos
para lograr la satisfacción de Su voluntad,
el conocimiento y la lealtad a Dios.
II
Sólo los cambios en tu interior
pueden concluir si tus dificultades valen.
Cuando tu carácter cambia y practicas la verdad,
todo tu sufrimiento tendrá aprobación de Dios.
Mas si no ha cabido un cambio en tu interno,
no importará cuánto corretees,
no importará cuánto sufrimiento has podido soportar.
Si no lo ha confirmado Dios, es en vano.
Que el precio que pagaste lo apruebe Dios
depende de si hay un cambio en ti o no;
si practicas o no la verdad
y te rebelas contra motivos y conceptos
para lograr la satisfacción de Su voluntad,
el conocimiento y la lealtad a Dios.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
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